XVII Foro Social: Agua y vida
El vigente modelo neoliberal de globalización, ajeno a los más elementales principios éticos, lejos de frenar la degradación ecológica, reducir los gradientes de riqueza y garantizar a los más pobres derechos fundamentales, como el acceso al agua potable, ha abierto al mercado la gestión de aguas como espacio de negocio, acelerando la depredación de los recursos hídricos y aumentando la vulnerabilidad de los más débiles.
En la actualidad se estima que 1.200 millones de personas no tienen acceso al agua potable, y serán más de 4.000 millones en 2025, si se mantienen las tendencias vigentes. La generalizada degradación de los ecosistemas acuáticos continentales subyace como clave de este desastre humanitario. Esta crisis de insostenibilidad agrava además los problemas de hambre en el mundo, al arruinar pesquerías (fluviales y marinas) y formas tradicionales de producción agropecuaria vinculadas a los ciclos fluviales de inundación en las llanuras aluviales.
En síntesis, afrontamos una crisis global del agua por la convergencia de tres grandes fallas:
- de sostenibilidad: por contaminación y detracciones abusivas en ríos, lagos y acuíferos, construcción de grandes obras hidráulicas y deforestación masiva;
- de gobernanza: por problemas de corrupción y las presiones de privatización de los servicios de agua y saneamiento;
- de institucionalidad democrática internacional: que permita hacer del agua un espacio de colaboración entre los pueblos y no de confrontación y dominación.
Una crisis global que sin duda se agravará por efecto del cambio climático en curso si no se adoptan adecuadas políticas de adaptación que amortigüen la vulnerabilidad de la población, particularmente de las comunidades más pobres, ante los riesgos de sequía y de fuertes precipitaciones, que aumentarán en intensidad y frecuencia.
Estas fallas críticas han suscitado y suscitan una creciente movilización ciudadana que demanda nuevos enfoques de gestión del agua que garanticen:
1- La sostenibilidad de los ecosistemas acuáticos;
2- El reconocimiento del acceso al agua potable y a servicios básicos de saneamiento como un derecho humano a garantizar de forma efectiva;
3- El desarrollo de nuevas formas de gobernanza participativa en la gestión de servicios domiciliarios de agua y saneamiento;
4- la resolución no-violenta de conflictos y el desarrollo efectivo de la cooperación internacional en materia de gestión de cuencas y acuíferos transfronterizos.
Para ello, más allá de impulsar cambios político-institucionales y mejoras tecnológicas, se requiere un nuevo enfoque ético, basado en principios de sostenibilidad, equidad y no-violencia. Nos encontramos ante la necesidad de promover una “Nueva Cultura del Agua” que recupere, desde la modernidad, la vieja sabiduría de culturas ancestrales que se basaba en la prudencia y en el respeto a la naturaleza.
Basándonos en las ideas que Pedro Arrojo expone en el texto precedente, desde La Casa Azul organizamos un foro del agua que parta de problemas locales (que también tienen, cómo no, una dimensión global) y que aborde problemas globales (que aunque no se perciban todavía hoy localmente, acabarán invadiéndolo todo).
Como es obvio, el ciclo del agua es el mismo en todas partes, la mentalidad del uso (aprovechamientos) viene a ser la misma y la degradación ya sabemos que es un problema mundial. Así pues, los ríos y sus funciones en la naturaleza, los usos del agua (gestión del agua), los embalses y sus impactos, la contaminación fluvial y marina, las migraciones de peces y sus problemas, los humedales (como La Poza de Navia, de actualidad por la reciente mortandad de peces), la sobrepesca, la acuicultura como apuesta de futuro (insostenible por muchas razones), entre otros, serán los temas que abordemos, con una ponencia previa de Amador Rodríguez, presidente de SalterNavia y con la participación y las aportaciones de las personas asistentes.
Para saber más:
Pedro Arrojo. El reto ético de la crisis global del agua
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